miércoles, 10 de agosto de 2016

El siglo de "La Gran Prueba"


Hace dos semanas, El País publicaba una noticia donde señalaba que "El Mar Menor" estaba al borde del colapso. 18 años después de los primeros avisos, a los que no se ha hecho el menor caso, se ha cumplido lo anunciado. Las causas son múltiples, pero la principal es la eutrofización (acumulación de residuos orgánicos) producida por el vertido de aguas, residuos urbanos y agrícolas, la filtración procedente del subsuelo rica en nitratos, el aumento de la acuicultura, la acción de las líneas marítimas en el entorno, el cambio climático y otros orígenes naturales. Como causas generales: el modelo agrícola y la demanda continua de agua. La huerta murciana se ha convertido en un saco sin fondo de utilización de recursos hídricos. Se calcula que existen 20.000 hectáreas de regadío más que las censadas oficialmente. Los acuicultores desalan y vierten la salmuera y otros desechos a las ramblas que llegan a la laguna por las lluvias. A la vez riegan con fertilizantes y las aguas con excesos de nutrientes se filtran al subsuelo. Además la degradación de humedales circundantes, que servían de filtro a la laguna, impide que hagan esta función.

Si dejamos este espacio y nos dirigimos a las Lagunas de Ruidera la situación es similar. Veremos que durante años se ha permitido la construcción de chalés sobre la misma lámina de agua, zonas de dominio público, en lugares declarados por el "Plan de Uso y Gestión" del parque como lugares "Fuera de Ordenación. Sin embargo, curiosamente, los chalés siguen en el mismo sitio. El nuevo "Plan de Saneamiento de Ruidera" llevará a cabo la recogida de las aguas residuales de todos esos edificios de la localidad Ruidera y Ossa de Montiel en un gran colector de 17 Km, que terninará en una nueva depuradora (situada en el mismo lugar que la vieja) y se consturirá también un filtro verde. Si a esto unimos el alarmante nivel de agua debido a la escasez de lluvias y a la continua extracción del Acuífero de Campo de Montiel nos encontraremos con el panorama actual: desolador. Está bien cuidar la calidad de las aguas, está bien que existan zonas agricolas con regadío, pero si no restablecemos el entorno eliminando las casa ilegales y revisamos las licencias de pozos del Campo de Montiel, el parque seguirá degradándose hasta llegar al colapso.


Estos son sólo dos ejemplos de cómo el ser humano es capaz de actuar sobre la naturaleza e ir degradándola progresivamente, sin darnos cuenta que vivimos en este planeta, que el daño que le infligimos a la naturaleza nos lo estamos haciendo a nosotros mismos. Hace décadas que el hombre se ha situado en la desmesura, en el "no hay límites" provocando la crisis ecológico-social que asola el planeta. Nuestras sociedades, perdidas en la creencia ciega en la tecnología y el mercado, han aceptado como dogma que el hombre encontrará solución a todos los problemas que él mismo ha provocado: cambio climático, declive energético, escasez de materiales, hecatombe de biodiversidad, nuevas tecnologías militares, internet mercantilizado, mutación antropológica (que crea sujetos donde se combina el máxima sentimentalismo con la máxima indiferencia). Pero no estamos buscando soluciones, sólo una huída hacia delante, negando los problemas.

Algunos llaman a este siglo el de "La Gran Prueba" ya que deberemos adaptar la economía mundial a los límites biofísicos del planeta, lo que exige una regulación global de esa economía... a la que los poderes capitalistas de este mundo se oponen ferozmente. Pues advierten que reducir las emisiones de GEI (gases de efecto invernadero), en las magnitudes y plazos necesarios, no para estabilizar el clima del planeta sino para frenar lo peor del calentamineto (redurcir al menos un 6% anual de GEI en los próximos cuatro decenios a partir de 2013) no es compatible con mantener la rentabilidad que exigen los capitales privados en el sistema de producción capitalista. El síntoma se llama calentamiento climático pero la enfermedad se llama capitalismo.

El Banco Mundial dice que vamos camino de un mundo 4ºC más cálido (en el promedio de las temperaturas medias mundiales, con respecto a las temperaturas preindustriales ). La Agencia Internacional de la Energía prevée un mundo 6ºC más cálido. Ninguno de los dos son sospechosos de ser organizaciones ecologistas radicales. Ello provacará que sólo unos miles de personas, refuriadas en el ártico y la antártida, puedan sobrevivir.

De las decisiones que tomemos ahora dependerá las cantidad de personas que sobrevivan y las condiciones climatológicas en las que ellos deberan existir. Evitar la barbarización social en el colapso que viene.

No queda sino batirnos.