
Si a una
persona le dicen que en un sorteo le acaban de tocar esta cantidad en euros, verá
su futuro resuelto. Empezará a hacer cábalas sobre cómo disfrutarlo y mejorar
su vida. Pero y si te dicen que lo que tienes son 50 millones de toneladas de
residuos electrónicos, ¿qué haces con ellos?.
Esa
cantidad, es la que la humanidad genera cada año. Es una cantidad exorbitante,
pero no sólo eso sino que alrededor del 75% se pierde de los circuitos de
reciclaje y va a parar a países de África y Asia. Esos residuos contienen
sustancias como oro y plata que son escasos y caros, necesarios para fabricar móviles, pero también otros
tóxicos y peligrosos como bario, mercurio y retardantes de bromo. Es un regalo
envenenado que hacemos a los países que los reciben.
El mundo
contiene una cantidad de recursos limitada que hay que saber utilizar de forma responsable,
extrayendo los necesarios y reutilizándolos para no esquilmar el planeta del
que formamos parte. Sí, del que formamos parte como una especie más, que debe
estar integrada en la biosfera sin degradarlo y acabar destruyéndolo. Hace
algún tiempo vi la película “Avatar” donde se puede concluir que los na´vi
derrotan a los humanos porque están integrados con todos los seres vivos de su
planeta, y éste toma parte en la batalla haciendo que todos los animales acudan
a la batalla final. Todos forman de su biosfera. Todos deciden defenderla.
Nos hemos olvidado que formamos parte de un todo, que lo que
hacemos tiene repercusiones tarde o temprano. Seguimos consumiendo recursos como
si fueran inagotables, contaminando el
planeta y a todos los seres vivos, incluidos nosotros mismos, con nuestros
residuos. Luego, cuando surgen gran cantidad de enfermedades y trastornos nos
preguntamos por qué.
¿Seremos
capaces de parar a tiempo o cuando queramos hacerlo será demasiado tarde?,
¿seguiremos siendo estúpidos?.