lunes, 14 de enero de 2013

Los trescientos....setenta y cuatro.








Se pasan, es verdad. Están bastante lejos de los 300 de Leónidas en la batalla de la Termópilas. Tampoco son soldados que nos hayan defendido de ninguna invasión. Pero debemos sentirlos muy cerca. Porque son de los nuestros.
Los 374 son altos cargos condenados por corrupción (226), prevaricación (25), malversación (107) y por cohecho (16). Todos ellos han sido indultados por los gobiernos de Aznar, Zapatero y Rajoy. La noticia me ha dejado estupefacto. Se la he escuchado a Ferrán Monegal en el programa de ayer de Julia en la Onda y me han parecido demasiados. Demasiados porque más de uno ya son una exageración.
Al contrario de lo que ocurrió en aquella batalla, los enemigos son de los nuestros. Nosotros hemos elegido a los gobiernos que les han indultado. A pesar de que la justicia les ha condenado, nuestros políticos les han indultado. La ley que se aplica a los indultos data de 1970, es decir, preconstitucional. Desde entonces ningún gobierno se ha dignado modificarla: porque les conviene. Da igual que la justicia les condene luego viene papa gobierno y les indulta.
Pero claro, parece que la ley del indulto sólo funciona para los políticos y sus secuaces. Cuando un indulto es requerido para gente del pueblo no hacen ni puto caso. Es como si solo se hubiera escrito para ellos.
Hay que repudiarlos, porque esto es deleznable.
Menuda casta parásita.

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