sábado, 7 de diciembre de 2019

En taparrabos.

En estos días está teniendo lugar la COP 25 en Madrid y su alcalde está vendiendo humo sobre el supuesto "Madrid verde". Él que prometió desmontar el "Madrid Central de Carmena", él que permitió que de nuevo los coches inundaran con sus humos el centro de la capital, él que junto a su partido, el PP, interpuso demanda unido al lobby automovilístico para desmantelar Madrid Central...ahora declara que Madrid es verde. Claro que, como no es una marca registrada, puede hacer lo que le salga del ciruelo pero...no todo vale. No vale denostar y vilipendiar a quienes luchan por mejorar el aire que respiramos y luego beneficiarse de sus medidas para vender una imagen "ecológica y verde" de la ciudad. Madrid no es verde, Vitoria-Gasteiz sí.

Estos mismos, son los que pretenden que los ecologistas y todos los que defienden un mundo sostenible vayan en taparrabos por el mundo, que coman raíces, duerman bajo los árboles, se desplacen a pie y no osen siquiera encender un fuego para calentarse. Es el desprecio a quien pone en entredicho el sistema que tenemos. Un sistema depredador que esquilma recursos de unas partes del planeta para que una pequeña parte de la población pueda vivir en la abundancia, en el despilfarro. Un sistema que ataca con saña, con ferocidad, los gestos de una niña como Greta Thumberg a través de políticos serviles, periodistas mercenarios, presentadores de medio pelo y contertulios lameculos que no dudan en atacar a una niña con todo tipo de injurias, mentiras y señalar sus contradicciones para destruir su imagen. Atacar su imagen sin vislumbrar su mensaje:  no podemos seguir con este sistema, es insostenible. Harían falta 3.5 veces la tierra para mantener el ritmo de consumo de un país como España, no digamos EE.UU. que es el paradigma de consumo que se quiere exportar al resto del mundo.

No vivimos en un mundo infinito. Nuestro mundo, La Tierra, es finito. Hemos sobrepasado los límites biofísicos del planeta y todos los datos, incluso los datos moderados del IPCC, apuntan a un calentamiento global descontrolado que borraría la especie humana de la faz de la tierra.

No podemos aceptar, no aceptamos que no se tomen medidas revolucionarias para intentar salvar lo que podamos de nuestras sociedades. Parafraseando a Walter Benjamin "no basta con poner el freno al automóvil, hay que poner la marcha atrás para evitar el abismo".

Decrecimiento, eco-socialismo y eco-feminismo son el camino. Todo lo demás serán parches que agravarán el colapso al que nos acercamos.

Despertad insensatos.

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