domingo, 11 de agosto de 2013

Recesión de balance




Richard Koo, economista jefe del departamento de investigación del banco de inversión japonés Nomura, lo explicó muy bien el 8 de noviembre de 2011 en Madrid. Lo que está ocurriendo en España se denomina: "Recesión de balance".

¿A que os suena a chino?, a mí también me sonaría si no fuera porque lo acabo de leer en un libro.

Y ¿qué es eso de la recesión de balance?. Es el resultado de una subida de tipo de precios de activos (acciones, viviendas) alimentada por un endeudamiento colosal.

Koo explica que la austeridad fiscal impuesta ahora en la Eurozona no es la receta. ¿Porqué?, se basa en la Gran Recesión japonesa de los años noventa del siglo pasado y Estados Unidos durante la Gran Depresión de los años treinta. Esto no se enseña como tal en las universidades.

En España, un país embarcado en una consolidación fiscal con una tasa de paro del 26,30% (dato de junio) , las medidas de austeridad empeoran todavía más la crisis. Los fallos estructurales del sistema del euro hacen que ese ahorro, como ilustra la caída de los depósitos bancarios, en lugar de reinvertirse en España huya hacia Alemania en busca de la seguridad. Pero como allí no hay burbuja, no se producen grandes beneficios.

Alemania salió de su burbuja tecnológica en 2000 y 2002 porque domina el BCE, y éste baja los tipos de interés hasta el 2% en 2003, a fin de evitar que la economía europea se resienta y permitir a los alemanes superar la recesión. Y esa bajada de tipos empuja los flujos de capitales hacia España para financiar la burbuja de la vivienda y obtener altas tasas de beneficio. ¿Qué burbuja podemos crear nosotros?. Respuesta: ninguna.

Pero podemos aprender de Japón. La lección es que la consolidación fiscal aplicada prematuramente en Japón en 1997, frustró la recuperación ya iniciada. El ajuste fiscal iniciado en la Eurozona y en particular en España en 2010 ha tenido los mismos efectos, con una recaída en la recesión. Koo sugiere que los países afectados por la subida de los tipos de interés podrían emitir bonos que temporalmente sólo deberían suscribir sus ciudadanos nacionales. El objetivo es sustraerse de la presión de los mercados durante cierto tiempo y movilizar el ahorro interno hacia la inversión para relanzar la economía.

Por supuesto, el rechazo de esta sugerencia es generalizado para los fundamentalistas de la austeridad. ¡Quién les va a decir a ellos lo que tienen que hacer!.


Es evidente que España no puede por sí misma romper con esta trampa. Pero los costes de la consolidación fiscal en curso, en términos económicos y sociales, pueden ser tan devastadores como prolongados

Estas consecuencias las estamos viendo ya: familias desalojadas de sus casas, desaparición progresiva de las ayuda a dependientes, retraso de la edad de jubilación, desaparición de comedores escolares..... y un 25% de la población infantil con malnutrición. Entre otras.

Según Koo a menos que cambiemos de rumbo nos esperan dos décadas perdidas.

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